viernes, 14 de diciembre de 2012
DOS VERSIONES DE LA ULTIMA CENA
LA ÚLTIMA CENA
“La última Cena” fue pintada por Leonardo d’ Vinci, el tiempo que llevó terminar de pintar el cuadro fue de siete años y las figuras que le sirvieron como modelo para representar a los doce y al mismo Cristo fueron personas escogiéndose en primer lugar a la figura que sería Judas Iscariote.
Como se sabe, Judas Iscariote fue el apóstol que traicionó a Jesús, por 30 pesos de plata. Semana tras semana Da Vinci buscó un rostro marcado por huellas de la deshonestidad, avaricia, hipocresía traición y crimen. Una cara que reflejara abiertamente el carácter de alguien que traicionaría a su mejor amigo, a su maestro, a su guía. Después de pasar por múltiples experiencias desalentadoras, en su búsqueda por el tipo de persona requerida para representar a Judas, una información vino a Leonardo Da Vinci, la de un hombre cuya apariencia satisfacía completamente todas las respuestas formuladas, le había encontrado en Roma, sentenciado a morir por una terrible vida de vileza y crimen.
Da Vinci emprendió el viaje sin demora hacia Roma y se llevó a este hombre de la prisión a plena luz del sol. Era un joven de piel oscura, sucio y su pelo lucía largo y descuidado, representaba perfectamente el papel de Judas para su pintura. No se había equivocado para nada. Mediante un permiso especial del rey, se trasladó al prisionero hasta la ciudad de Milán, donde se pintaría el cuadro, durante muchos meses este hombre posó para Leonardo da Vinci y continuamente se esforzaba por plasmar en su pintura a este modelo algo insólito. Al terminar la obra volvió la mirada a los guardias, y dijo: “Por favor, dame una oportunidad, ya que verdaderamente me sentí Judas Iscariote, por la vida que he llevado, no me pagues nada, solamente déjame en libertad. Por favor te lo pido”. A Leonardo da Vinci le sorprendió la cara de arrepentimiento de este hombre y lo dejó en libertad. Aproximadamente durante siete años, Leonardo continuó trabajando en su atractiva y peculiar obra de arte, uno a uno fueron seleccionados los personajes, cuyas características se asemejaron abiertamente a las de 12 discípulos, dejando de lado a la figura que representaría a Jesús, el cual sería el personaje más importante de su pintura sin duda alguna.
Se examina con profundo y exhaustivo detalle a algunos jóvenes que podrían representar a Jesús, esforzándose por encontrar un rostro cuya personalidad reflejara inocencia, transparencia y una profunda pureza, la misma que estuviera libre de las huellas del pecado, un rostro que destilara belleza absoluta. Finalmente, de semanas tras semanas de intensa búsqueda, se seleccionó a un joven de 33 años de edad, quien representaría a Cristo. Durante 6 meses, sin descansar, Leonardo trabajó en el personaje principal de su obra. Al terminar se acercó al joven para pagarle por sus servicios, pero éste no le aceptó el dinero y con ligera sonrisa le dijo: “¿No me reconoces?”. Da Vinci, sorprendido, le respondió que no lo conocía: “La verdad, nunca te he visto, acepta este dinero, te lo pido, por favor…” el joven respondió: “¿Cómo podría cobrarte?”... si hace 6 años me diste una oportunidad y yo la aproveché para entregársela a Cristo. ¿Ahora ya sabes quien soy verdad? … efectivamente, había sido el mismo hombre que había representado a Judas Iscariote y que el mismo Leonardo da Vinci le había dado La libertad.
Fuente: La República – Héctor Domecq. Pág. 24
Archivo del Prof. Cahui
Laraqueri, 14-07-09
UNA EXPERIENCIA DE LEONARDO DA VINCI
Todos saben que en Milán existe el famoso cuadro de Leonardo Da Vinci “La última Cena”, que representa a Cristo con los apóstoles compartiendo el “Pan de vida eterna”.
Desde largo tiempo, el gran pintor se había puesto a trabajar echando grandes líneas y bosquejando con el lápiz las cabezas de los apóstoles. Mas en el centro del cuadro quedaba un lugar vacío, el lugar de Cristo. ¿Cómo pintaría al Divino Maestro? Qué lineamientos tendría que dar a aquel que había dicho: “Yo soy la verdad y la vida”; que dijo, también “Venid a mí, que soy manso y humilde de corazón”.
Leonardo pensaba siempre en esto, pero nunca llegaba a fijar en su espíritu la expresión de la dulzura y de la serena majestad de Jesús.
Un día, cuando él asistía a la misa, su atención fue atraída por un grupo de cantores vestidos de blanco, especialmente por un corista jovencito, el cual cantaba con tanto fervor y con una expresión tan bella y tan pura que podría decirse que era un ángel. Leonardo delineó enseguida con su lápiz los perfiles de Pedro Bandinelli (así se llamaba el joven cantor), más tarde, con su pincel supo dar a Cristo la expresión de gravedad mística que había visto en los ojos de aquel joven de quince años de edad.
Pasaron diez años y la obra aún no estaba terminada, le faltaba otra figura, la de Judas, ¿Con qué lineamientos Leonardo debía representar al traidor? a ese apóstol renegado que había entregado al Divino Maestro a sus enemigos por una miserable suma de de dinero. El Cristo era la dulzura personificada, era también la nobleza, la majestad; Judas sería, en expresión del rostro, todas las torpes pasiones que había agitado el alma de Judas. Leonardo buscó por largo tiempo un modelo y se desesperaba por encontrarlo, cuando un buen día descubrió en el ángulo de una plaza a un borracho sentado sobre un pilar que imploraba la piedad de los pobladores. Leonardo estaba por continuar adelante, cuando una mirada descansó sobre la figura del mendigo. Un rayo de luz penetró su espíritu: aquel rostro desgraciado, embrutecido, por el vino era el modelo que tanto tiempo él buscaba, el pintor en pocos momentos bosquejó el rostro del borracho.
Cuando hubo terminado, fue a su encuentro para darle unas monedas, mas enseguida Leonardo retrocedió asombrado del más grande pavor: aquel mendigo, ¿será posible, Dios mío?..El gran artista no podía creer lo que veían sus ojos. En el borracho de la repugnante figura había reconocido a Pedro Bandinelli.
¿¡Cómo era posible que el joven cantor de la mirada tan pura y tan dulce había podido volverse en aquel ser miserable y marginado!?
Esta historia del ángel transformado en demonio es una historia de todos los días: el alcohol, las drogas, y otros vicios nos producen la ruina física y moral ¡He aquí al joven que había hecho “de Jesús, un Judas”!
Comprensión de lectura
1. ¿Cuál era la principal preocupación de Leonardo con respecto a su cuadro de la última cena?
2. ¿Por qué le impresionó, a Leonardo, el rostro del joven que cantaba en el coro?
3. ¿Por qué el rostro del borracho era el modelo ideal para representar a Judas?
4. Ordena las siguientes frases por el orden en el que aparecieron en el texto:
En el borracho de la repugnante figura, había reconocido a Pedro Bandinelli.
Leonardo asiste a la misa, su atención fue atraída por un grupo de cantores.
Leonardo buscó largo tiempo un modelo para representar el rostro de Judas.
En el centro del cuadro, quedaba un lugar vacío, el lugar de Cristo.
Una experiencia de Leonardo Da Vinci
Esquema secuencial
LA ÉPICA
LA LEYENDA DE ACOITRAPA Y CHUQUILLANTO.
Acoitrapa era un pastor de llamas. Tocaba la quena tan dulcemente que hasta las flores se abrían para oírlo.
Un día, Chuquillanto, la hija del Sol, oyó sus melodías y bajó a escucharlo. Al finalizar el día, el pastor y la hija del Sol se habían enamorado.
Pero ellos sabían que el Sol nunca iba a aceptar su unión.
Una noche, Chuquillanto se sentó a llorar su pena junto a unas fuentes del palacio.
Las fuentes entendieron su tristeza. Llamaron a la lluvia y le ordenaron a que transmitiera al pastor el sentimiento de la joven. El pastor recibió el mensaje, pero se sintió inmensamente triste.
Llorando lo encontró su madre. La anciana le sugirió que fuera a ocuparse de su rebaño. Más tarde, Chuquillanto llegó a buscar a su amado, y la anciana le regaló un bastón de piedras preciosas, herencia de sus antepasados.
Cuando la princesa regresó al palacio, vio que el bastón empezaba a cambiar de colores. De pronto, se abrió como una flor y de su centro apareció Acoitrapa. Ella se acercó, se abrazaron y se besaron, y durmieron juntos.
Al día siguiente, los enamorados huyeron del palacio. Pero el Sol los mandó perseguir. Sabiendo perdidos, pues tarde o temprano el Sol los alcanzaría, le pidieron un último deseo al bastón mágico.
-Conviértanos en piedra. Así nadie podrá separarnos.
El bastón, cuya misión era unir a los que se aman, realizó el deseo de la pareja. Los convirtió en una hermosa montaña y, de esa manera, los unió para siempre. Hoy, la montaña se llama Pitusiray y está cerca del pueblo de Calca, en el Valle Sagrado de los Incas.
ACTIVIDADES:
1. Complete un esquema de la leyenda:
Personajes principales:
1…………………………….. ( ), 2………………………. ( )
Acciones principales:
Inicio: ………………………………………………………………………………..
Nudo: ………………………………………………………………………………...
Desenlace: …………………………………………………………………………...
Conflicto principal: …………………………………………………………………………
2. Al igual que otras, esta leyenda trata de explicar el origen de algo. ¿Qué es lo que explica?
……………………………………………………………………………………………………….
……………………………………………………………………………………………………….
OLLANTAY
DRAMA QUECHUA ESPAÑOL EN 3 ACTOS Y 8 ESCENAS. (En prosa y verso)
PERSONAJES:
1. OLLANTAY.- Valeroso general del Ejército Imperial del Inca Pachacutec.
2. CUSI CCOYLLUY.- Bellísima hija de Pachacutec.
3. IMA SUMAC.- Hija de los furtivos amores de Ollantay y Cusi Ccoyllur.
4. PACHACUTEC.- Noveno Inca, padre de Cusi Ccoyllur y Túpac Amaru.
5. TUPAC YUPANQUI.- Duodécimo Inca, sucesor de su padre Pcahacutec.
6. HUILLCA UMA.- Sumo sacerdote del Imperio.
7. PIQUI CHAQUI.- Fiel y abnegado criado de Ollantay.
8. ORCCO HUARANGA.- Lugarteniente de Ollantay
9. RUMI ÑAHUI.- General del ejército Incaico.
10. MAMA CCACA.- Dama encargada del cuidado de Aclla Huasi.
11. PITU SALLA.- Nodriza de Sumac.
12. COLLA.- Esposa del Inca.
ARGUMENTO.
OLLANTAY, general de Antisuyo, se enamora perdidamente de la princesa Cusi Ccoyllur que formaba las delicias de la corte de Pachacutec. En vano el sumo sacerdote Huillca-Uma recurre al milagro para curarle su amor, que le ciega hasta el extremo de solicitarla por esposa contra el tenor de la ley. Pachacutec, su padre se la niega enrostrándosele su condición de plebeyo; Ollantay, resentido por esta repulsa, se subleva en la provincia oriental del imperio y se fija en el valle de Vilcamayu, donde construye la célebre fortaleza de Ollantaytambo el monumento más colosal de las antigüedades peruanas.
El fruto de los amores de Ollantay Y Cusi Ccoyllur fue una hermosa niña llamada Imasumac. La ira del anciano rey con este nuevo acontecimiento no tuvo límites y manda a Cusi Ccoyllur presa al interior del Aclla-Huasi, donde permaneció cautiva por espacio de 10 años. Pachacutec, débil para reducir el majestuoso Ollantay, muere después de su largo reinado, lleno de fatiga y zozobras. Entonces el cetro pasó a manos de Túpac Yupanqui, su hijo, que se ocupaba a la sazón de la conquista de la costa del Pacífico y uno de los guerreros más grandes que jamás había visto el suelo de los Incas. El primer cuidado del nuevo Inca fue sujetar al rebelde Ollantay, que sostiene levantado el estandarte de la rebelión a poca distancia de la capital del Imperio; después de varias tentativas infructuosas lo llegó a conseguir por medio de la traición de Rumi- Ñahui, hombre frío y de carácter vengativo. Ollantay, Orcco Hurancca, uno de sus más adictos generales, y los demás caudillos son conducidos prisioneros al Cuzco. Estando a punto de ser ejecutados, por orden de Túpac Yupanqui, éste los pone en libertad, bajo ciertas condiciones. Ima-Sumac, que por un instinto natural presiente que su madre se encontraba cautiva en el mismo lugar, llegó conseguir de Pitu-Salla, (nodriza de Ima Sumac) que le revelara este secreto. Entregado Túpac Yupanqui con los suyos a la celebración de la rehabilitación de Ollantay; oyó el llanto de una niña que venía de afuera, era Ima –Sumac que postrándose a los pies del Inca le suplicaba por la vida de su madre Ccoyllur, Tupac Yupanqui, Ollantay, Cusi Ccoyllur e Ima –Sumac, se conocen después de haber estado algunas momentos sin poderse reconocer. Finalmente Túpac Yupanqui, da a su hermana Cusi Ccoyllur por esposa a Ollantay, quien la creía perdida para siempre.
Archivo del prof. Cahui
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